
La obra supone la tercera fase y la culminación de un proyecto que ha creado un paseo que rodea toda la falda del castillo. Con las dos primeras fases se iluminaron el propio paseo y el monumento del castillo y esta tercera ha servido para terminar de adecentar el camino, consolidar los taludes, ajardinar la zona y crear una pequeña plaza con un edificio como área de descanso que acoge el primer parque para mayores con varios máquinas para realizar actividades físicas, y que está teniendo una gran aceptación.
Al acto acudía el Delegado de la Consejería de Comercio, Turismo y Deportes en Córdoba, Valentín Priego junto al alcalde, Juan Manuel Mogollón, su compañera de gobierno la socialista. Agustina Carmona y el resto de concejales y portavoces del consistorio belmezano.
Priego declaraba sentirse orgulloso con la obra porque “de esta manera aunamos turismo y deporte mientras que recuperamos uno de los valores propios de Belmez, que es lo que nos demandan los turistas que visitan nuestra provincia”.
El motante total de esta tercera fase ha sido de 130.997,95 € financiados al 70 % por la Consejería de Comercio, Turismo y Deportes vía Mancomunidad Valle del Guadiato y al 30 % por el Ayuntamiento de Belmez, de los que nos contaba Agustina Carmona “sólo hemos tenido que poner 12.000 euros porque el resto lo hemos conseguido desde la Diputación”.
 
 














 Parece increible que sigamos sufriendo apagones constatemente en nuetros pueblos cada vez que caen unas gotas de agua o se avecina una tormenta. Más dolorosa parece la cuestión si uno de estos cortes de suministro se producen en plena celebración de la feria, y más aún si son más de un corte a lo largo de una semana y en horas de máxima afluencia de visitantes al recinto ferial. Pero más increíble y más sorprendente aún es que la gente siga acudiendo a la feria, siga en las casetas y chiringuitos divirtiéndose con las luces apagadas, sin música y cayendo agua, con la única iluminación de la linterna conseguida en el “tiro a pichón” y cantando cualquier cosa para amenizar el mal rato. Así ha transcurrido la feria de Belmez. El buen hacer desde la concejalía de festejos, que ha tenido que lidiar un toro importante; sin posibilidad de celebrar festejos taurinos por las obras de la plaza de toros, sin poder programar un partido de fútbol por las obras en el estadio y casi sin poder tirar los fuegos artificiales porque el permiso llegó sólo tres días antes de la víspera; ha permitido que Belmez haya podido disfrutar de una semana grande acorde al sentimiento de sus vecinos. El pregón de Francisco García, celebrado en los jardines de la piscina municipal, con una afluencia no habitual a este tipo de actos en Belmez, estuvo a punto de suspenderse por culpa de la primera tormenta de la feria. La víspera, el día 7, la procesión de la patrona, el día más grande de Belmez volvía a reunir a todos los belmezanos y belmezanas, presentes y ausentes, en las puertas de la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Día de reencuentros, abrazos, saludos y alegrías. Día emotivo, festivo y especial para cualquier persona con vinculación con Belmez. El sábado de feria es sin duda el día de la comarca. Casetas repletas de jóvenes y mayores de Belmez y los pueblos vecinos desde el mediodía hasta la madrugada. Diversión sin excusas y sin tener que lamentar ningún incidente. Bueno, excepto el gran apagón provocado por la tormenta que tuvo al pueblo sin suministro durante casi una hora entre las doce y la una de la madrugada; el momento de mayor afluencia en la feria. No importaba, cuando se reestablecía de nuevo el suministro la gente seguía en el mismo sitio, y los que decidieron irse tuvieron que volver para de nuevo llenar las casetas. Los mayores aguantaban “el chaparrón” en la caseta municipal y los más jóvenes se repartían buscando cobijo entre las atracciones y casetas. Después de dos años sin fuegos artificiales por la prohibición expresa con el fin de evitar posibles incendios, este año el punto y final a la feria lo pondría de nuevo el espéctaculo de luces, sonido y la gran traca final. Pero de nuevo aparecía la lluvia. La tormenta más grande de toda la feria comenzaba justo al mismo tiempo que se elevaba el primer cohete. Pero no hubo apagón. La gente corría a refugiarse al mismo tiempo que buscaba el mínimo resquicio para poder seguir disfrutando de los fuegos. Parecía una película de Berlanga, la lluvia caía con fuerza, la gente corría entre las atracciones y los fuegos iluminaban el cielo. El espéctaculo era precioso. Algunos aseguraban que el alcalde y la concejala de festejos habían rezado a San Pedro para que lloviera en ese instante y asegurar la mejor medida de seguridad contra posibles incendios y así no tener que llamar y pagar el servicio de los bomberos. ¡Belmez. esto es Belmez, esto sólo pasa aquí! se oía entre la muchedumbre agolpada en la caseta municipal mientras la Orquesta Brandy seguía su actuación ante la mayor afluencia de público que han tenido nunca.
Parece increible que sigamos sufriendo apagones constatemente en nuetros pueblos cada vez que caen unas gotas de agua o se avecina una tormenta. Más dolorosa parece la cuestión si uno de estos cortes de suministro se producen en plena celebración de la feria, y más aún si son más de un corte a lo largo de una semana y en horas de máxima afluencia de visitantes al recinto ferial. Pero más increíble y más sorprendente aún es que la gente siga acudiendo a la feria, siga en las casetas y chiringuitos divirtiéndose con las luces apagadas, sin música y cayendo agua, con la única iluminación de la linterna conseguida en el “tiro a pichón” y cantando cualquier cosa para amenizar el mal rato. Así ha transcurrido la feria de Belmez. El buen hacer desde la concejalía de festejos, que ha tenido que lidiar un toro importante; sin posibilidad de celebrar festejos taurinos por las obras de la plaza de toros, sin poder programar un partido de fútbol por las obras en el estadio y casi sin poder tirar los fuegos artificiales porque el permiso llegó sólo tres días antes de la víspera; ha permitido que Belmez haya podido disfrutar de una semana grande acorde al sentimiento de sus vecinos. El pregón de Francisco García, celebrado en los jardines de la piscina municipal, con una afluencia no habitual a este tipo de actos en Belmez, estuvo a punto de suspenderse por culpa de la primera tormenta de la feria. La víspera, el día 7, la procesión de la patrona, el día más grande de Belmez volvía a reunir a todos los belmezanos y belmezanas, presentes y ausentes, en las puertas de la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios. Día de reencuentros, abrazos, saludos y alegrías. Día emotivo, festivo y especial para cualquier persona con vinculación con Belmez. El sábado de feria es sin duda el día de la comarca. Casetas repletas de jóvenes y mayores de Belmez y los pueblos vecinos desde el mediodía hasta la madrugada. Diversión sin excusas y sin tener que lamentar ningún incidente. Bueno, excepto el gran apagón provocado por la tormenta que tuvo al pueblo sin suministro durante casi una hora entre las doce y la una de la madrugada; el momento de mayor afluencia en la feria. No importaba, cuando se reestablecía de nuevo el suministro la gente seguía en el mismo sitio, y los que decidieron irse tuvieron que volver para de nuevo llenar las casetas. Los mayores aguantaban “el chaparrón” en la caseta municipal y los más jóvenes se repartían buscando cobijo entre las atracciones y casetas. Después de dos años sin fuegos artificiales por la prohibición expresa con el fin de evitar posibles incendios, este año el punto y final a la feria lo pondría de nuevo el espéctaculo de luces, sonido y la gran traca final. Pero de nuevo aparecía la lluvia. La tormenta más grande de toda la feria comenzaba justo al mismo tiempo que se elevaba el primer cohete. Pero no hubo apagón. La gente corría a refugiarse al mismo tiempo que buscaba el mínimo resquicio para poder seguir disfrutando de los fuegos. Parecía una película de Berlanga, la lluvia caía con fuerza, la gente corría entre las atracciones y los fuegos iluminaban el cielo. El espéctaculo era precioso. Algunos aseguraban que el alcalde y la concejala de festejos habían rezado a San Pedro para que lloviera en ese instante y asegurar la mejor medida de seguridad contra posibles incendios y así no tener que llamar y pagar el servicio de los bomberos. ¡Belmez. esto es Belmez, esto sólo pasa aquí! se oía entre la muchedumbre agolpada en la caseta municipal mientras la Orquesta Brandy seguía su actuación ante la mayor afluencia de público que han tenido nunca. 





 
 

 
 
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