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El primer día de feria es el mejor, sin duda. Da igual la edad que tengas, todos sabemos que el día de la procesión, esa noche, es la más bonita.
En realidad todo comienza durante la tarde. Decidiendo la ropa que llevarás esa noche, quedando con los amigos a la hora exacta en la puerta de la ermita, reservando una mesa en alguna de las terrazas para cenar antes de meterte en "la feria", o cuando eres más joven, recorriendo la casa de tus tíos o abuelos para que te den esos últimos eurillos que necesitas para las fichas de los "cacharritos".
Nadie sabe porqué pero ningún año existe unanimidad para la hora de la salida de la Virgen. Nunca llegas a tiempo. O llegas una hora antes o llegas cuando ya están los costaleros en la puerta. Y todos los años decimos aquello de "cuanta gente, hay más que el año pasado".
Se repite el ritual, renovando tu devoción por la imagen de nuestra patrona, nuestra madre, la serrana más guapa como la llaman los costaleros a gritos a la salida de su ermita. Terminada la última misa de la novena, sin duda la que más gente congrega y tras unos minutos de espera y preparación del trono y los alrededores de la ermita, a la calle, a pasear por el pueblo, a iniciar la semana mayor de Belmez, a reencontrarse con amigos y familiares que han venido de nuevo a su pueblo, a su feria.
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