La jornada empezó muy temprano con la muerte del animal, la quema de la piel con aulaga (la forma más difícil pero también más tradicional) y el despiece. A medida que avanzaba la mañana la aldea fue recibiendo más visitantes hasta alcanzar el mediodía, momento en el que estuvieron preparados y listos para degustar todos los productos del cerdo.
A media mañana, mientras se ultimaban las artesas y barreños con el material para embuchar las morcillas y chorizos, el equipo de cocina preparó una migas que sirvieron para reponer las fuerzas y los ánimos de todos los asistentes y participantes en la matanza.
Antonio, propietario de un casa de la aldea, sigue manteniendo una auténtica chimenea para curar y secar con leña de encina las morcillas y chorizos. Me cuenta que "hoy sólo hemos matao' un cochino, pero ésta (refiriéndose a la chimenea, de la podéis ver fotos en el slide), ha tenío' colgaos' más de cinco cochinos".
La experiencia ha sido muy buena, es una jornada que hay que repetir todos los años porque además de mantener y enseñar la tradición de la matanza, servirá para dar a conocer la aldea y el pueblo.
2 comentarios:
desde este espacio, de tú blog antonio jesús, mando a todos organizadores y las personas que trabajarón en la matanza, mi más esfusiva felicitación y pedirles que sea el principio, de una larga tradición doña rama se lo merece, gracias a todos y un abrazo de carlos repullés.
Como en los tiempos del NO-DO... si Angela se pasara por aqui...
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